REFLEXION DOMINICAL, 26 DE SEPTIEMBRE, 2021

- Nos encontramos en el décimo octavo domingo, luego de Pentecostés, en medio de tantas situaciones incómodas que vivimos los inmigrantes y viendo las intrigas de las súper potencias, todo por pelearse la hegemonía mundial, como dominar el universo, en lo político, militar y sobre todo en lo económico; mientras las masas de los pobres siguen adormecidas.

- La Palabra de Dios fortalece toda clase de debilidad, ilumina nuestras tinieblas y al mismo tiempo nos ilumina para no seguir alienados, sino libres para cambiar este mundo colmando de muchas injusticias, marginaciones y explotaciones, por eso debemos de ver que papel juega nuestra religión sino es cómplice del poder opresor.

- La vida de los inmigrantes es muy triste y tendría que examinar de dónde ha venido la parlamentaria, que esta semana ha cerrado la puerta principal a los inmigrantes, siendo ella parte de un país esencialmente inmigrante, que sus raíces son inmigrantes; pero es muy triste cuando nos volvemos insensibles, ciegos y sordos a la realidad de nuestros semejantes y se nos olvida que nos pagan gracias a esos que humillo y pisoteo, todo por no haber entendido la grandeza del ser humano y valorar mucho más una estructura de poder.