- Hoy nos encontramos celebrando el vigésimo segundo domingo después de Pentecostés.
- En este día celebramos el día de Santos, y con esta celebración podemos darnos cuenta que el Dios tres veces santo, nos invita a vivir en santidad, que esa es nuestra vocación de ser santo porque él es santo y nos ha creado a su imagen y semejanza y la casa celestial es para estar en su presencia con el Cordero.
- La santidad es para todo cristiano, y San Pablo en todas las cartas él llama a los santos de Colosa, a los santos de Efeso, y así va saludando a las distintas comunidades, lo que significa como es que en verdad debemos de vivir la santidad, porque es parte de nuestras vidas, y no quedarnos solo viendo a tal santa o santo y pensar que todo esta terminado; sino al contrario saber que si ellos vivieron en santidad nosotros lo podemos hacer mejor.
- El día de mañana estaremos celebrando el día de los Difuntos, y nosotros que estamos vivos, debemos de vivir una vida de santidad y de saber morir a lo que no sirve, para ser agradables a Dios, sabiendo que somos su imagen, y hoy más que nunca oímos hablar de la muerte con la situación de la Pandemia del Coronavirus-19.
- En esta semana tenemos las tan anheladas elecciones presidenciales en los Estados Unidos, lo que estamos viendo es que el país más grande del Norte está en crisis, se está cayendo en pedazos, solo miremos la vida y conducta de los candidatos y no hay uno creíble ni que de confianza ni vea con dignidad a todos por igual. Que todos elijamos con conciencia al que menos haga mal a la comunidad, y que no seamos engaños desde la religión pensando que este es gran defensor de la vida, mientras asesinas ya a los vivos.
1) Lectura del Libro de Apocalipsis 7:9-17
- El escritor sagrado del Apocalipsis nos presenta que el cielo, la vida de la santidad es para todo ser humano y por eso comparto de manera literaria los versículos 9 y 10: “Después de esto ví un gentío inmenso, imposible de contar, de toda nación y de toda raza, pueblo y lengua, que estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos, y gritaban con voz poderosa: Quién salva fuera de nuestro Dios, que se sienta en el trono, y del Cordero”?.
- Aquí nos damos cuenta como son muchos los que se salvan, sin importar la religión, la lengua, la nacionalidad y la iglesia, lo que se necesita es que se le haya aceptado como su Señor, se le haya entregado la vida y puesto en el corazón como el Dios vivo y Salvador, de toda la humanidad, porque él ha sido enviado para que todos nos salvemos y nadie se pierda, ya que el designio de amor del Padre es darnos su gloria eterna.
- En el mundo pasamos grandes tribulaciones, o persecuciones, pero si somos fieles a ese Señor, sin importar nuestras limitaciones, es él quien limpia nuestros pecados, quien nos blanquea, no es por nuestros méritos, sino el amor salvífico de Dios manifestado en Nuestro Señor, quien vino y dio la vida por cada uno de los seres humanos, él el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo a quien debemos creerle y seguirle, sabiendo que es nuestro Redentor.
- Son los méritos de nuestro Señor Jesucristo, que es el Cordero de Dios que nos ha lavado y con su purificación que nos ha devuelto la santidad es que nos encontramos en el nuevo Mundo celestial, esa patria definitiva, donde ya no hay hambre, soledad, desnudez, muerte, injusticia alguna, porque todo llanto ha desaparecido, ya que nuestro Señor ha enjugado nuestras lágrimas y nos ha quitado toda clase de explotación y marginación, ya el mundo del pecado ha desaparecido.
- El mundo en el que vivimos, el mundo terreno, que es nuestro hogar común, lo hemos degenerado, ese paraíso que Dios había creado tan bello y tan noble, todo lo hemos deformado, sin importarnos todo su amor y vida de igualdad para todo ser humano, porque hay seres que desde su egoísmo satánico se han apoderado de lo que nos pertenece a todos, sin importarles nada se han vuelto millonarios y desde su capitalismo enfermo han robado, saqueado y masacrado pueblos enteros, por lo que hoy no les importa hasta dar golpes de estado e imponer gobiernos que se venden a sus interés perversos.
2) Lectura de la primera carta de San Juan 3:1-3
- Miren lo que nos dice San Juan: “Que amor tan singular nos ha tenido el Padre que no solo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos”. Si somos sus hijos, significa que venimos con origen divino, tenemos la santidad de Dios y lo que sucede es que por el pecado nos alejamos de la santidad y preferimos la vida de la miseria; pero cuando se entiende el amor compasivo y misericordioso de Dios nos regresamos como lo hizo el Hijo Pródigo.
- Sabemos que somos sus hijos, pero como hoy estamos en este mundo material, necesitamos tener ese proceso que nos dijo Jesús, que es necesario nacer de nuevo para entrar en su vida de gloria y al mismo tiempo morir al ser viejo, para transformarnos en verdaderos embajadores de Nuestro Rey de Reyes.
- El amor de Dios es tan grande, que cuando llegue el día final, Dios se nos manifestará tal y como es, y nosotros seres coronados de su gloria para estar en su presencia y seres santos, ya que él es Santo y nosotros participamos de su santidad.
3) Santo Evangelio de San Lucas 20:27-38
- Jesús como el nuevo Moisés y sobre todo con el poder que él tiene por ser el Mesías, no sólo sube él al cerro como fue el caso de Moisés sino que él sube con su pueblo y seguidores y en el cerro les va a dar el nuevo discurso, que va a sustituir los Mandamientos, para este nuevo Pueblo que va a alabar a Dios en espíritu y en verdad.
- Jesús nos va a decir: “Felices los que tienen espíritu de Pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Y en esta bienaventuranza no lo podemos acomodar a los que son pobres y a los ricos que dicen tener corazón de pobre; porque no hay ningún ser humano que va a tener un corazón de pobre y se va a quedar acumulando riquezas y va a querer tener y tener y entre más tiene más acumula, porque ya no sirve a Dios, sino al ídolo del dinero que le da poder y le colma de privilegios que le dan otra manera de vivir.
- En estas nueve Bienaventuranzas que nos presenta Mateo, no como las cuatro que nos da Lucas; podemos ver las que son comunes en medio del espíritu hacia donde nos quiere llevar Mateo, sobre todo que necesita nuestra conversión y que hagamos a Cristo nuestro Señor y gran Maestro.
- Jesús nos dice en otra Bienaventuranza: “Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”. Esta normativa que nos da Jesús es tan vital, pero son pocos los que asumen esta llamada, pero cuando la hacen los perversos de siempre les llaman: inconformes, rebeldes, revoltosos, comunistas y populistas, todo por el hambre de la justicia, de que haya pan para todos, tierra para todos, un mundo donde haya igualdad, ese mundo posible, que sea el hogar común que no excluye a nadie, sino que todos participamos de los bienes de la tierra sin excluir a nadie; sino al contrario todos disfrutamos con justicia equitativa y participativa.
- Otra Bienaventuranza que se necesita con urgencia es: “Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios”. Aquí no se puede esperar la paz que caiga del cielo, ni se logra cruzándonos de brazos y solo rezando, como si esto no tiene una lucha, una exigencia de parte de todo ser humano, y como han dicho grandes seres: No puede haber paz sino no hay justicia; y eso es lo que se violenta con el famoso progreso entre comillas, porque se abusa de los pobres, de los vulnerables, para que otros contaminen y se enriquezcan.
- Quiero compartir de una manera literal las dos últimas normas de vida del gran Maestro: “Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los cielos. Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán el cielo. Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que vivieron antes de ustedes”. Por lo tanto de que nos lamentamos, de que lloramos cuando nos amenazan y nos encarcelan o nos dan palizas por ser parte del luchar por la paz y la justicia. Nunca olvidemos que si somos calumniados y perseguidos estamos en el camino correcto del que nos habló nuestro gran Maestro Cristo Jesús y debemos de sentirnos gozoso que vamos siguiendo sus pasos como verdaderos discípulos suyos.
- No olviden que para ser santos, debemos de hacer vida las Bienaventuranzas como común mente se les llama; pero no nos quedemos solo pidiendo como limosneros a los santos, vayamos y seamos Santos como Dios es santo y te invita a vivir de su sanitad, y hoy en la fiesta de todos los Santos, busquemos como vivir en santidad desde hoy.
P. Vidal Rivas