REFLEXION DOMINICAL, 19 DE JULIO, 2020

- No encontramos en el séptimo domingo después de Pentecostés, donde la Palabra de Dios nos prepara para asumir con gozo los retos diarios de nuestra vida.

- En medio de las situaciones de sometimiento a los inmigrantes se tiene la esperanza de que haya una pequeña reforma migratoria como alivio a los perseguidos, y es que todavía creemos la misericordia de Dios y en la parte humana del sistema de gobierno.

- En el mundo tanto el bien como el mal caminan junto, lo que hace la Cizaña y el trio, por eso hay que aprender a confiar en Dios y poner nuestra parte, para que la obra de Dios se lleve a feliz término para bien de todos.

- La Pandemia del Coronavirus-19 sigue causando tanto dolor y muerte, sobre todo en el continente Americano, sobre todo en Estados Unidos, México y Brazil, los número de enfermos son muchos y los muertos también, aunque nos llena de esperanza saber que en Rusia ya se habla de unos medicamentos para contenerlo; a pesar que no ha aparecido la vacuna que tanto se necesita para poder llevar una vida normal, donde caminemos como esa familia llena de amor y unidad velando los unos a los otros.

1) Lectura del Libro del Génesis 28:10-19


- Jacob, ya viene cansado, le ha cogido la noche y ha decido descansar, y en este lugar donde se queda a dormir, tiene un maravilloso sueño, donde ve, que hay como una escalera entre el cielo y la tierra, donde bajan y suben ángeles; y también ve a Dios que está de pie y habla con él y le dice: "Yo soy Yahvé, el Dios de tu padre Abraham y de Isaac." Y es donde Dios le promete que lo hará famoso, le dará un pueblo número y que siempre lo va a proteger y va a estar con él. Ese es el amor maravilloso de Dios, para con sus hijos.

- Dios que no se cansa de amarnos con un amor tan perfecto, nos hace las mismas promesas en la persona de su Hijo Jesucristo y también son para cada uno de nosotros. Por lo tanto nunca hay que de caer, sino al contrario debemos de sentirnos motivados a ser fieles a esa promesa de amor.

- Jacob, luego que se despierta, tan agradecido y confiado de lo que ha visto en su sueño, pone la piedra que había usado como cabecera, hoy sirve como base del tempo para Dios en la ciudad de la luz que es Betel. Si todos fuéramos agradecidos con Dios e hiciéramos las cosas con agradecimiento, estaríamos cuidando nuestro lugar de oración y de encuentro con Dios.

- Jacob entiende bien con claridad la misión que Dios tiene para él y asume con valentía su nuevo nombre, y si hoy nos examinamos nosotros, de como asumimos nuestra vida con Dios, para vivir en la sociedad sin indiferencia alguna, sino con compromiso, sabiendo de que somos servidores de Dios en la construcción del Reino.

2) Lectura de la Carta de pablo a los Romanos 8:12-25

- San Pablo nos va a hablar hoy de la esperanza confiada y segura en Dios, y en esa misma dirección nos va a decir: "Considero que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después." En realidad, Dios no nos miente, y la vida tiene tantas exigencias, y momentos de cambio y purificaciones, que nosotros les hemos puesto el nombre de sufrimientos, pruebas, y nos quedamos en el lamento, y no buscamos la parte positiva de ver, que hasta el mismo Hijo de Dios tuvo que hacerse uno como nosotros y padecer todo; lo único es que no vivió fue el pecado.

- Lo que llamamos prueba o exigencia, en la vida, como dice el mismo Pablo: ‘Quién nos apartará de Cristo... es que todo lo podemos en aquel que nos conforta’. Cuando no se tiene claridad, ni se vive como testigo de este Cristo, que nos ha dado esa nueva vida, que ha vencido toda clase de pruebas y nos invita a ser testigos de su amor, entonces vivimos sin sentido en lo que la vida nos presenta, en lugar de vivir realizados, sabiendo de que todo es para honra y gloria de Dios.

- Toda la creación y gime espera la gran liberación, tenemos que tener convencimiento que solo va pasar, Dios va a transformar todo, donde desaparezca la tristeza, el dolor, la opresión, la persecución, el hambre, la miseria, y nos dará su paz con justicia, para que todos vivamos como una única familia de hijas e hijos de Dios, que estamos llamados a gozar en las moradas eternas que han sido preparadas para todos ser redimido; pero que debemos empezar desde ahora a vivir diferente, no esperar hasta que llegue el fin del mundo.

3) Santo Evangelio de San Mateo 13:24-30,36-43

- Jesús cuenta la Parábola de la mala hierba y la buena semilla. Nos dice que el Reino de Dios se parece al hombre que siembra buena semilla y que luego viene por la noche, el enemigo le planta mala semilla.

- En la siembra, las dos semillas germinan, nacen tanto el trigo, como la cizaña, que es una mala maleza, que va a destruir el trigo, que es para alimentar. Y en este caso, al surgir, el trigo y la cizaña, los trabajadores se sorprenden corren a decirle al patrón, de que hay hierba mala en medio del trigo, ellos desde la precipitación creen que es el momento oportuno de arrancarla; pero el patrón lleno de sabiduría y con mucha prudencia y paciencia, dice: "No, puede ser que también arranquemos el trigo con la mala hierba y echemos todos a perder, y vale la pena esperar hasta el final de la cosecha, y se puedan separar y poner cada uno en su lugar."

- Jesús despidió entonces a la gente y entró en la casa, donde sus discípulos se le acercaron y le pidieron que les explicara la parábola de la mala hierba en el campo. Jesús les respondió: ‘El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre, y el campo es el mundo. La buena semilla representa a los que son del reino, y la mala hierba representa a los que son del maligno, y el enemigo que sembró la mala hierba es el diablo. La cosecha representa el fin del mundo, y los que recogen la cosecha son los ángeles. Así como la mala hierba se recoge y se hecha al fuego para quemarla, así sucederá también al fin del mundo. El Hijo del hombre mandará a sus ángeles a recoger de su reino a todos los que hacen pecar a otros, y los que practican el mal. Los echarán en el horno encendido, donde llorarán y les reclinarán los dientes. Entonces, aquellos que cumplen lo que Dios exige, brillarán como el sol en el reino de su Padre. Los que tienen oídos, oigan.

- Todos podemos aprender, a que la paciencia de Dios, no es la nuestra, y que él ve con ojos de misericordia, con un corazón compasivo, si así lo queremos llamar, y es que Dios no es precipitado, como somos la mayoría de nosotros, de qué queremos las cosas ya, pero ya. No sabemos esperar, y en la vida que caminamos, debemos de trabajar y orar, porque las cosas malas cambien, no hacer justicia por nuestras propias manos, ni exigirle a Dios que haga lo que nosotros queremos, porque él es el Dios creador, de cielo y tierra y él sabe cómo lleva sus cosas aunque nosotros no lo podamos comprender ni nos parezca.

- Que pasen un bello fin de semana, llenos del amor de Dios, y todas sus vidas sean colmadas de esperanza y paciencia, esperando que toda la creación sea nueva desde nuestros corazones.

P. Vidal Rivas